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Altered Carbon: la serie cyberpunk por Netflix en el 2018

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Altered Arbon es una serie cyberpunk con sello Netflix basada en la novela homónima de Richard K. Morgan y que contará con 10 episodios.

La salida de la misma está prevista para el viernes 2 de febrero del 2018 y desde la Plataforma acaban de dar un primer avance.

La serie cuenta la historia del soldado Takeshi Kovacs quien vuelve a la vida siglos después de su muerte para investigar acerca de un caso de tentativa de homicidio del hombre más rico de la Tierra, Laurens Bancroft.

La historia está ambientada, como ya dijimos, en un futuro distante en el cual la humanidad descubrió el modo de transferir la conciencia de un cuerpo sintético a otro. La mente humana, en cambio, es digitalizada y descargada en la llamada “Pila Corticale” que puede ser descargada en nuevos cuerpo llamados “Custodias”.

En cuanto al cast estará formado por Joel Kinnaman (“Robocop” -2014-, “Suicide Squad”) en el papel de Takeshi Kovacs, James Purefoy será el Mat Laurens Bancroft (son llamadas Mat las personas que son longevas transfiriendo la propia consciencia a otros seres llamados sleeves o “custodios”) mientras Kristin Lehman (“Motive”, “The Sentinel”) interpretará a Miriam Bancroft , la mujer del Mat; Martha Higareda será la oficial de policía Kristin Ortega (“Amar te duele”, “Cásese quien pueda”) y Renée Elise Goldsberry (“One Life to Live”, “The Immortal Life of Henrietta Lacks”) dará vida al activista rebelde Quellcrist Falconer.

El primer episodio de Altered Carbon contará con la dirección de Miguel Sapochnik (director de algunos episodios correspondientes a las famosas series “Juego de Tronos”, “Iron Fist”, “RepoMen” y “Dr. House”). Está creada por Laeta Kalogridis (“Shutter Island”) y está producida por Skydance Television para Netflix.

 

El libro de Richard K. Morgan

El primer capítulo de “Carbono alterado”, el libro que le permitió ganar en el año 2003 el premio “Phillip K. Dick” al escritor y guionista inglés Richard K. Morgan, comienza así:

“Volver de la muerte puede ser duro.

En las Brigadas de Choque enseñan a relajarse antes del almacenaje. A mantenerse neutral y flotar. Es la primera lección que los entrenadores imparten ya desde el primer día. Virginia Vidaura, mirada dura y un cuerpo de bailarina enfundado en la escafandra amorfa de las Brigadas, estaba frente a nosotros en la sala de reclutamiento.

—No se preocupen por nada —nos había dicho entonces—, y estarán preparados para todo.

Diez años más tarde volví a encontrármela en una celda del penal de New Kanagawa. Estaban a punto de condenarla a entre ochenta y cien años por un atraco a mano armada y lesiones orgánicas. Lo último que me dijo antes de que la encerraran fue: —No te preocupes, chico. Lo almacenarán.

Después inclinó la cabeza para encender un cigarrillo, se llenó de humo los pulmones, a los que ya no daba ninguna importancia, y se marchó por el pasillo como si se dirigiera a una reunión que iba a aburrirla.

Desde el estrecho ángulo de visión que me dejaba la puerta estrecha de la celda, admiré entonces la altanería de su caminar al alejarse, mientras me repetía a mí mismo sus palabras como un mantra.

—No te preocupes. Lo almacenarán.

Era una lección magistral de sabiduría con doble sentido: una fe funesta en la eficacia del sistema penal y una pista para el inasible estado mental necesario para superar los obstáculos de la psicosis. Sientas lo que sientas, pienses lo que pienses, estés como estés cuando te almacenen, así estarás cuando salgas. Los estados de excesiva ansiedad pueden generar problemas. De manera que es mejor relajarse. Mantenerse neutral. Despreocuparse y flotar.

Si tienes tiempo para hacerlo.

Estaba debatiéndome, incorporado dentro del tanque de flotación, con una mano buscándome las heridas y la otra intentando empuñar un arma que no existía. Mi peso me arrojó hacia atrás como una maza y caí de nuevo en el gel de flotación. Agité los brazos, apoyé como pude un codo sobre el borde del tanque y jadeé agotado. Glóbulos de gel me entraron por la boca y el esófago. Cerré la boca y logré mantener el equilibrio, pero había gel por todas partes. Me irritaba los ojos, la nariz y la garganta y se escurría por entre mis dedos. El peso obstaculizaba mi libertad de movimiento, me sujetaba por el pecho como en una maniobra de alta gravedad y me hundía en él. Mi cuerpo se agitaba convulsivamente entre las paredes del tanque. ¿Gel de flotación? En realidad me estaba ahogando.

De pronto algo me cogió el brazo con fuerza y me levantó. En el momento en que me di cuenta de que mi pecho estaba intacto, me pasaron una toalla por la cara y abrí los ojos. Volví a cerrarlos de inmediato, pues decidí reservarme ese placer para más tarde y concentrarme en expulsar los restos de gel de mi nariz y garganta. Durante un instante permanecí sentado, con la cabeza gacha, escupiendo gel y tratando de averiguar por qué cualquier movimiento me costaba tanto.

—Y el entrenamiento, ¿qué? ¿No te enseñaron nada en las Brigadas, Kovacs?

Era una voz dura, de hombre, de esas que se suelen oír en las prisiones.

Entonces comprendí. En Harian, «Kovacs» es un nombre bastante corriente. Todos saben cómo se pronuncia. Pero aquel tipo no tenía ni idea. Y aunque hablaba el cerrado amánglico de uso común, pronunciaba muy mal mi nombre, y decía «k» en lugar de la «ch» eslava.

Y todo era demasiado pesado.

Fue un ramalazo que traspasó mi percepción neblinosa como un ladrillo lanzado contra un escaparate de cristal.

No estaba en Harian.

Habían capturado a Takeshi Kovacs (humano digitalizado, h.d.) y lo habían transferido. Y como Harian era la única biosfera habitable del sistema Glimmer, eso significaba una transmisión estelar hacia…

¿Hacia dónde?”

Como pueden ver se trata de una lectura amena e interesante y de un libro que con sus 490 páginas, al menos en mi versión digital, nos ayudará a prepararnos para recibir Altered Carbon con los brazos abiertos.


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