Gypsy, una buena idea en un formato errado
Sinopsis
En Gypsy nos encontramos con Jean Holloway, una psicóloga con una vida, al menos en apariencias, cercana a la perfección tanto desde el punto de vista familiar como también en el económico y profesional. Pero hay algo que impulsa a Jean más allá de las normales pautas que debe obedecer un psicólogo: comienza a introducirse en el entorno de las personas que analiza.
Bajo el nombre de Diane Hart, y bajo el título de periodista, empieza a recorrer un peligroso camino por el cual busca intervenir en la vida de sus pacientes. Las tres subtramas que conforman este aspecto de la vida de Jean/Diane son en realidad un reflejo de lo que se intuye que fue su vida. Una especie de dejà vu que de alguna manera genera nostalgia en la protagonista. Tenemos por un lado, un joven llamado Tom que está atrapado en una relación que ya no existe de manera real pero de la que no se puede despegar emocionalmente y en la cual en muchos casos es un títere de su ex, Sidney; en la segunda subtrama tenemos a Claire una madre controladora cuya relación con su hija, Rebecca, se deterioró luego de la muerte del esposo; por último nos encontramos con Allison una adicta a las drogas pesadas y a las relaciones conflictivas. Una mentirosa compulsiva, tal vez por su adicción aunque no necesariamente.
Jean, como dijimos, se va a introducir en el entorno de estos tres personajes rompiendo cualquier vínculo ético con su profesión en la que, como sabemos, la intervención del profesional se debe limitar a que el paciente llegue por sí mismo a la resolución de sus problemas, sin indicarle el camino; por supuesto que la protagonista hace lo contrario y va más allá aún, manipulando todo lo que esté al alcance de sus hábiles manos, el problema es que lo realiza por pura satisfacción personal, puro egoísmo disfrazado de una falsa compasión hacia las problemáticas de sus pacientes.
La ambigüedad de Jean/Diane va a hacer que también en su hogar comiencen a resquebrajarse los cimientos que, aunque parecen sólidos, están construidos de manera más precaria de lo que parece en un primer momento.
El problema de Gypsy
La serie fue presentada como un thriller psicológico y erótico. Lo cierto es que en algunos momentos este título le queda holgado. No por la idea que subyace latente sino por la evolución a fuego extremadamente lento de la misma.
El desarrollo de un producto dentro del espectro multimedial es muy complejo. Muchos factores se asocian para converger en el resultado final, lo que hace que a veces encontremos problemas en alguna de las patas que lo sostienen. Esto en algunos casos es soslayable, en otros afecta inexorablemente el juicio final sobre una película o serie.
El caso de Gypsy es muy particular porque nos encontramos con una serie que parte de una buena idea argumental y posee actuaciones destacadas, especialmente la de su protagonista, Naomi Watts, quien nos brinda un personaje contradictorio y por momentos potente. Es decir, dos de los puntos más importantes podemos tildarlos como cumplidos.
El problema es que la serie se ahoga en una innecesaria dilación de la trama. Y esto fundamentalmente se debe a que, mal que le pese a la producción, era una historia más cinematográfica que serial. Luego de ver Gypsy en su totalidad me queda la impresión de que tranquilamente se podría haber reducido a dos horas más intensas de lo que nos encontramos viendo estas más de ocho lánguidas y en varios tramos repetitivas.
Además, cuando se alarga un guión suelen saltar aspectos que en una versión acotada quedarían latentes, seguramente más sugestivos y menos explícitos. Nos encontramos entonces con un proyecto muy interesante desperdiciado por una errónea evaluación del producto que se tenía entre las manos. Sé que los tiempos actuales marcan una tendencia en tratar de contar mucho más de lo que la trama requiere, no por nada las mismas películas han incrementado en unos treinta minutos de promedio su duración. Un proyecto serial requiere unas bases más amplias donde poder trabajar, porque no basta con agregar estos treinta minutos, si no se posee un guión que se pueda ir desglosando sabiamente con el pasar de los capítulos se corre el riesgo de aburrir.
Es regla fundamental, si quieres alargar una serie, el desarrollo de subtramas que generen en el espectador el impulso de seguirlas. Más allá de que las de Gypsy guardan una coherencia con el hilo central de la serie, casi siempre carecen de la fuerza necesaria para generar interés y lo que es peor se vuelven sumamente repetitivas durante los 10 capítulos que componen esta primera temporada. La idea original daba para mucho más de lo que nos encontramos. A partir de otro formato o de un desarrollo distinto del que nos llega, el resultado hubiese sido diverso.
Por otra parte toda la cuestión erótica está tan exagerada en su repetición que llega en ciertos puntos a agobiar al espectador. Sé que estas temáticas atraen pero exageradas son contraproducentes en mi opinión.
Los protagonistas
Pero no son todos palos, en lo que se refiere a las interpretaciones la serie se lleva un sobresaliente. Naomi Watts nos entrega una Jean/Diana muy rica y compleja que difícilmente deja ver sus sentimientos, siendo además extremadamente manipuladora, todo con una expresividad digna de mención, especialmente por ser sutil, lejos de compradores expresionismos exagerados. En su justa medida. Creo que es lo mejor que he visto de Naomi Watts, por eso duele que quede perdido dentro de un guión que diluye las capacidades argumentales del personaje.
También está muy bien Billy Crudup, quien interpreta a Michael Holloway (el marido de Jean), especialmente en el tramo final de la temporada; también él (como todos los intérpretes, obviamente) atrapado en la acción que despega solamente sobre la conclusión. Cierto que se podrían haber ahorrado el cliché con la asistente que, en general y por cómo se desarrolla, no aporta nada a la trama aunque intenten disfrazarlo de chispa detonante. Respecto al resto del cast, incluyendo la tercera protagonista (Sidney) están más que correctos aunque lógicamente Naomi Watts, en parte, los eclipsa.
Conclusión
En resumen, me queda un sabor amargo con Gypsy, fundamentalmente por lo que podría haber sido y no fue. La crítica es dura, sí, pero por el potencial que se vislumbró y desperdició, incluyendo las escenas eróticas o pseudo eróticas. Seguramente una oportunidad desperdiciada. Y eso es lo que más me molesta.
Ahora, tal vez me pregunten si vale la pena verla. Creo que si te armas de paciencia sí, porque desde mi punto de vista, el problema no está en el concepto ni en las actuaciones sino en el desarrollo.
La serie cuenta entonces con 10 capítulos con una duración de entre 50 y 60 minutos cada uno, aproximadamente y está disponible, obviamente tratándose de una serie original de Netflix en la plataforma del coloso de Los Gatos, California.
Comentarios
Comentarios