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HBO España nos trae «El Libro de la Selva», la última joya del viejo Walt

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El Libro de la Selva (1967)

Se trata de una fresca adaptación al mejor estilo Disney llena de ritmo, música y diversión basada en el famoso libro homónimo del autor británico Rudyard Kipling (*) publicado en 1894. The Jungle Book, título original de la obra en idioma inglés, también conocido en español como El libro de las Tierras Vírgenes tiene su segunda parte publicada en 1895, aunque en la actualidad es muy común encontrarlos en una misma edición. Es importante señalar que en la película de Disney, el protagonista absoluto es Mowgli, el «cachorro humano», pero en los libros de Kipling no siempre es así; como ejemplo en la historia «La foca blanca». El autor británico también cambia de escenario en alguna de sus historias, ya que no todas se desarrollan en la India, como en el caso de El Libro de la Selva.

Cuando en junio de 1896 Kipling reimprimió el cuento «En el ruj», donde el autor menciona por primera vez a Mowgli, añadió una presentación en la que decía: «Quienes conozcan la geografía de la India sabrán que entre Sioni y una reserva forestal del norte hay todo un mundo; pero, aunque muchas cosas curiosas debieron de ocurrirle a Mowgli, no tenemos constancia clara de sus aventuras en ese peregrinaje. Se cuentan, sin embargo, leyendas». Y cuando inicia el film de Disney, Bagheera, la pantera, que es quien relata la historia, comienza diciendo: «Muchas y muy extrañas leyendas se cuentan sobre la selva pero ninguna como la de Mowgli». Este paralelismo siempre me gustó.

Como es lógico, los animadores de Disney hicieron los primeros storyboards siguiendo el libro original pero resultaron demasiado oscuros y dramáticos para una película dirigida a toda la familia; por consiguiente, Walt Disney tomó la decisión de dejarlo de lado durante la pre-producción de la película. Se dice que cuando entregó una copia al animador Larry Clemmons (director del proyecto y uno de los guionistas junto con Ralph Wright, Ken Anderson y Vance Gerry) le dijo que lo primero que quería que haga era no leerlo.

Esta película, de 78′ de duración, dirigida por Wolfgang Reitherman, nos muestra las aventuras que vive «el cachorro humano» Mowgli de la mano de sus queridos amigos Bagheera, la pantera y Baloo, el oso, cuando éstos intentan llevarlo a la aldea con el fin de alejar al niño del astuto Shere Khan, el tigre, quien odia a los hombres. La resistencia de Mowgli es fuerte, ya que el pequeño se crió en la selva con los lobos y se siente parte del lugar pero la tenaz pantera promete a Papá Lobo y a todo el Consejo que lo conseguirá.

Quienes hayan leído el libro de Kipling, o quienes decidan a leerlo después de ver el film, van a encontrar algunas diferencias ya que, en realidad, el libro no está dirigido a los más chicos. Pero al final de cada capítulo y al comienzo de alguno, el autor escribe una canción relacionada con el mismo, como la Canción de caza de la manada de Sioni o la Canción de viaje de los Bandar-Log. Este detalle vino a mi memoria cuando volví a ver la película. Aquí, aunque de una manera muy distinta, nos encontramos con bellísimas canciones que, a mi parecer, son tan importantes como el mismísimo guión ya que acompañan de forma magistral cada escena e incluso, a veces, anticipan acontecimientos como la segunda aparición de la serpiente Kaa.

Si bien la música de los hermanos Robert y Richard Sherman tuvo una nominación en los Premios Grammy, el mayor reconocimiento lo obtuvo Terry Gilkyson, compositor de la canción «The bare necessities» («Busca lo más vital») con una Nominación al Premio Oscar como Mejor Canción Original.

Se sabe que Walt Disney era un perfeccionista y en este caso envió a un grupo de dibujantes a la India con el fin de que estudiasen la fauna de sus selvas para los fondos de la película. Y quizás alguno se haya sorprendido frente a los buitres, porque que en un comienzo, estos animales iban a llevar la voz de Los Beatles (a pedido de su manager, Brian Epstein) pero John Lenon rechazó la idea y el proyecto quedó en el olvido, aunque conservaron el famoso corte de pelo del grupo inglés.

Como curiosidad, podemos observar que los buitres tienen un marcado acento sudamericano, cada uno con diferente procedencia. Pero éste no iba a ser el único cambio que se realizó en el camino, ya que en el guión original había una escena con un rinoceronte de nombre Rocky que se encontraba con Mowgli y con Baloo después de que el «palacio» del rey Louie se derrumbara pero Walt Disney ordenó cortarla porque «dos escenas de humor tan seguidas no son propias del buen hacer Disney».

  • El Libro de la Selva, última película supervisada por Walt Disney, se estrenó el 18 de octubre de 1967 y fue el segundo film más taquillero de aquel año, precedido por «El Graduado».
  • Se realizó con un presupuesto estimado de 4.000.000 $ recaudando 205.800.000 $ en todo el mundo.
  • En el año 2003 DisneyToons Studios y Disney Pictures realizaron «El libro de la selva 2».

 

HBO España nos trae esta joya de la animación

Encontramos El Libro de la Selva (1967) en HBO España en español neutro o bien en Inglés (idioma original) sin subtítulos.

 

(*) ACERCA DE RUDYARD KIPLING

Un vistazo al autor y a su obra

En su Introducción a la Literatura Inglesa (Buenos Aires, 1965), el escritor argentino Jorge Luis Borges dice: “Cuentista, novelista y poeta, Rudyard Kipling (1865 – 1936) se impuso la tarea de revelar a sus distraídos compatriotas la existencia del dilatado Imperio Británico. Esta misión tiene la culpa de que muchos lo juzgaron, y aún lo juzgan, por sus opiniones políticas, no por su genial labor literaria. Nació en Bombay y murió en Inglaterra; podríamos decir que de la geografía pasó a la historia, del espacio al tiempo. Sintió en Europa lo que casi no había sentido en Asia, la gravitación del pasado. Fue un maestro del cuento, desde sus primeros relatos, que eran simples y breves, hasta los últimos, no menos complejos y dolorosos que los de Henry James».

Joseph Rudyard Kipling nos dejó un último libro titulado Algo de mí mismo; Borges también se expresa al respecto diciendo: «Su autobiografía Something of Myself es fiel a su título: nos dice apenas algo, no mucho. No hay una sola confidencia de las que el psicoanálisis busca; esa reserva, propia de un hombre reticente, hace que lo conozcamos mejor».

Uno de los ilustradores del libro es el padre del autor.

Así comienza esta autobiografía:

“Dadme los seis primeros años de la vida de un niño y tendréis el resto.”

“(…) Mi primer recuerdo es el de un amanecer, su luz y su color y el dorado y rojo de unas frutas a la altura de mi hombro. Debe de ser la memoria de los paseos matutinos por el mercado de frutas de Bombay, con mi aya y después con mi hermana en su cochecito, y de nuestros regresos con todas las compras apiladas en éste. Nuestra aya era portuguesa, católica romana que le rezaba —conmigo al lado— a una Cruz del camino. Meeta, el criado hindú, entraba a veces en pequeños templos hindúes en los que a mí, que no tenía aún edad para entender de castas, me cogía de la mano mientras me quedaba mirando a los dioses amigos, entrevistos en la penumbra.

A la caída de la tarde paseábamos junto al mar a la sombra de unos palmerales que se llamaban, creo, los Bosques de Mhim. Cuando hacía viento, se caían los grandes cocos y corríamos —mi aya con el cochecito de mi hermana y yo— a la seguridad de lo despejado. Siempre he sentido la amenaza de la oscuridad en los anocheceres tropicales, lo mismo que he amado el rumor de los vientos nocturnos entre las palmas o las hojas de los plátanos, y la canción de las ranas de árbol.” (…)

Y sobre El Libro de la Selva dice:

“Mi estudio en ‘Bliss Cottage’ tenía cuatro metros cuadrados y entre diciembre y abril la nieve acumulada llegaba hasta el alféizar de la ventana. Había escrito un cuento sobre la vida en los bosques de la India en el que aparecía un muchacho que había sido criado por lobos. En la incierta calma del invierno del ’92, el eco de ese cuento se me mezcló con el vago recuerdo de los leones de la Masonería de la revista de mi infancia y con una frase de ‘El lirio Nada’ de Rider Haggard. Tras hacerme una idea del argumento principal, la pluma hizo el resto y vi cómo empezaba a escribir historias sobre Mowgli y los animales, lo que luego sería El Libro de la Selva.

Una vez que me lancé, no parecía haber motivo para parar, pero había aprendido a distinguir entre los magistrales impulsos de mi Daimon (el Daimon, según Kipling vendría a ser algo así como su fuente inspiradora) y los de la electricidad casera que viene de lo que podríamos llamar escritura ‘por fricción’. Recuerdo que tiré dos cuentos y quedé más satisfecho con los demás. Y, lo que es más importante, a mi padre le pareció que estaban bien escritos.”

Cuando contaba con 41 años de edad, en 1907, la Academia Sueca concedió a Rudyard Kipling el Premio Nobel de Literatura (primer escritor británico en recibir este galardón y el más joven hasta la fecha); al respecto el escritor expresó: «fue un gran honor que yo no me esperaba en absoluto».

Borges también nos cuenta que George Moore, novelista irlandés, escritor, poeta, crítico de arte (1870-1933) dijo que «Kipling era, después de Shakespeare, el único autor inglés que escribía con todo el diccionario. Sabía administrar sin pedantería esa profusión léxica. Cada línea ha sido sopesada y limada con lenta probidad. Sus primeros temas fueron el mar, los animales, los aventureros y los soldados; los últimos, las enfermedades y la venganza.” (Miscelánea. Recopilación de escritos del Autor. Editor digital: Titivillus. 2011.)


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Norma

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