La (breve) historia de Netflix a 20 años de su fundación
El punto de partida
Corría el año 1997, el mundo occidental comenzaba a conocer el DVD que de alguna manera cambiaría la relación del público con las películas por muchos motivos: la posibilidad de poder elegir el idioma para ver el film, la calidad del vídeo respecto al VHS, el sonido (comenzamos a apreciar las bondades del sonido surround (multicanal) gracias al Dolby Digital 5.1), la posibilidad de saltar las escenas pudiendo elegir la preferida y la inserción de contenidos extra que con anterioridad eran muy difíciles de conseguir.
Recuerdo una broma que leí en un sitio web americano en esa época y que demuestra un poco como la nueva tecnología se adaptaba al gusto de la gente, resumiéndolo de manera muy acertada: Apolo 13, reproducción de la película entera: 1 vez; reproducción de la escena del despegue de la nave: 100 veces.
¿Quién no ha estado en alguna reunión en los albores del DVD viendo escenas de varias películas? Estoy convencido que el renacer del cine a finales de los ’90 tiene mucha relación con el DVD.
La historia de Netflix
Netflix fue fundada, justamente en 1997, a partir de una idea de Reed Hasting, un ingeniero informático egresado de la Universidad de Stanford (la misma donde Steve Jobs diera su famoso discurso a los egresados), que luego de haber vendido su empresa Pure Software a Rational Software decidió lanzarse a una nueva aventura. La idea le vino a la mente cuando debió pagar 40 dólares de recargo por haber devuelto el film Apolo 13 con retraso a su videoclub.
La visión correcta de Reed Hastings respecto al negocio de la distribución de películas hizo que llegásemos a lo que es Netflix hoy
Netflix nació en Los Gatos, California (donde aún se encuentra su sede) como un servicio de alquiler de DVD (fundamentalmente), VHS y videojuegos por correo. Solamente era necesario ingresar al sitio web de la compañía, elegir el film entre los que estaban disponibles y esperar que llegase el film o videojuego por correo. Todo por seis dólares (incluido el envío). Esta fórmula no funcionó del todo y es así que Hastings decidió de pasar a una con un abono mensual sin límites. Podías elegir 3 títulos, recibirlos por correo, devolverlos y recibir otros tres varias veces en el mismo mes. Esto le permitió a Netflix llegar al éxito.
Tan solo a ocho años de su fundación, Netflix enviaba un millón de DVD por día; en 2009 ya tenía un catálogo cercano a los 100.000 títulos en DVD y había superado los 10 millones de abonados.
En febrero de 2007 luego de haber enviado 1.000 millones de discos dentro de los Estados Unidos Netflix decide dar un paso que marcó el inicio de una nueva era: al alquiler de discos se suma una plataforma para el streaming de vídeo con la misma modalidad, es decir un abono mensual, a partir de allí se podrán ver online en el sitio de Netflix todas las películas y series que se quiera sin ningún límite. Lógicamente fue el inicio de una revolución.
Hay un dato muy curioso que refleja el crecimiento impresionante de Netflix: en el año 2000 Hastings quiso vender la compañía por 50 millones de dólares a Blockbuster que rechazó la oferta. A 17 años la empresa de Los Gatos cuenta con 100 millones de abonados mientras Blockbuster quebró.
House of Cards
Siguiendo con la historia, una vez que la compañía llegó a los 25 millones de abonados en los Estados Unidos decidieron de invertir en la producción de series y películas originales. En marzo de 2011 comienza la producción de House of Cards, una serie basada en la trilogía homónima del escritor inglés Michael Dobbs (que tiene una versión de la BBC en formato miniserie, dividida en tres partes de 4 capítulos cada una, que vieron la luz en 1990, 1994 -To Play the King- y 1995 -The Final Cut-). La versión de Netflix nos cuenta el ascenso hacia poder del inescrupuloso Frank Underwood (interpretado por el dos veces ganador del Oscar: Kevin Spacey). La producción corrió a cargo de David Lynch (director de la película Fight Club) quien llevaba un tiempo con la idea de adaptar esta miniserie británica para la audiencia americana y encontró en Netflix el socio ideal.
Antes de la salida de House of Cards, en 2013, veremos la primera coproducción de Netflix con la cadena noruega NRK para la comedia negra Lillyhammer que llegó a la pantalla de la plataforma en 2012.
La salida de House of Cards generó otro fenómeno interesante y que cambiaría la forma de ver televisión. Se lo denomina binge watching y consiste en las famosas «maratones» viendo muchos capítulos de una misma serie sin parar. House of Cards fue un éxito tan estrepitoso que la serie fue vendida en todo el mundo ganando también varios Globos de Oro y empujando a Netflix a producir nuevas series originales, con la marca Netflix Originals.
La expansión
A partir de ese momento las producciones de Netflix se multiplicaron exponencialmente, en el último tiempo hemos visto las primeras series canceladas por la compañía (una expansión extrema como la que tuvo tenía que pagar víctimas, lamentablemente): la primera fue Lilyhammer, luego le siguieron Marco Polo, Bloodline, The Get Down y la última de la lista (por el momento): Sense8.
En julio de 2011 Netflix anuncia su desembarco en América Latina, pero las infraestructuras de conexión a internet no estaban del todo desarrolladas lo que hizo que la expansión fuera lenta. Al año siguiente (2012) llegó al Reino Unido y sucesivamente al Norte de Europa. En el año 2014 el servicio se expande nuevamente llegando finalmente a España en octubre de 2015.
Y aquí estamos, excitados pensando que nuevas aventuras, risas, dramas y muchos etcétera nos seguirá haciendo vivir la compañía que, literalmente, nos quita el sueño.
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