Paul Hollywood de viaje por Europa
Quizás muchos de ustedes no sabrán si tomar un delantal o las llaves del auto, si dirigirse hacia la cocina o hacia el garaje y es porque Paul Hollywood, el famoso panadero/pastelero británico que hizo junto a la Señora de la cocina británica Mery Berry “The Great British Bake Off” durante 8 temporadas tomó el volante, apretó el acelerador y recorrió Italia, Alemania y Francia, en este orden, de la mano de Netflix.
La Fórmula 1 me atrae desde que era una adolescente, aún hoy mi marido siempre me llama para ver las largadas de las carreras y algunos programas como “Wheeler Dealers”, conocido en España y Latinoamérica como “Joyas sobre ruedas”, título que le hace honor a los autos que nos muestran.
Pero debo reconocer que cuando vi Paul Hollywood’s Big Continental Road Trip entre los últimos agregados originales de Netflix tomé cierta distancia; sentí que era como mezclar absurdos ingredientes y hacer un gran pastiche. A pesar de esto decidí comportarme como una mujer adulta y ver qué era lo que la plataforma me estaba ofreciendo de nuevo. Y no me arrepentí pero ¡atención! porque se trata de un programa para ver si a uno le gustan los automóviles y el turismo. Aunque si poseen una mente abierta a todo, o al menos esto es lo que creen, y un buen sentido del humor este también puede ser un muy buen programa para ustedes.
Comencemos por el principio: Italia
Según Paul Hollywood uno puede aprender mucho de un país conociendo los autos que producen y conducen; y seis días y 1.600 km recorridos por Roma, Maranello, Verona, Turín, Courmayeu e Ivrea quizás nos puedan decir algo más del “Bel Paese” y de sus habitantes.
El recorrido por Italia se muestra distendido y hasta gracioso, como la gente suele ver a los italianos, disfrutando de la “dolce vita” y de buenos platos de comida acompañados por un buen vino a elección (a decir verdad esto es lo que la gente que no vive en este país cree, pero mejor no rompamos esta imagen y disfrutemos de lo que Netflix nos muestra).
El viaje empieza en Roma, la ciudad con más cantidad de autos en el mundo y con la reputación de ser la ciudad europea más complicada para conducir. Aquí los conductores tienen una especie de lema: “si puedes pasar, tú pasas primero” (aunque más adelante vamos a ver que no sucede solo en esta capital) y las líneas peatonales son casi inexistentes, fundamentalmente porque nadie les hace caso. La milenaria y maravillosa Roma se ve como un caos organizado que Hollywood recorre en una Lamborghini Huracan Spyder con más de 600 caballos de fuerza de color anaranjado acompañado por un simpático experto en esta marca de autos.
Y después de viajar algunos kilómetros en un Alfasud, el peor auto italiano jamás construido, el destino siguiente fue Maranello donde Hollywood alquiló una Ferrari; por € 70 cualquier persona puede pasear por esta ciudad en uno de estos autos y por otros € 20 hasta pueden llevarse una filmación de ustedes mismos manejándolo, la experiencia sin lugar a dudas vale la pena.
Cerca de aquí nos encontramos con autos “Pagani”. Horacio Pagani es un inmigrante argentino que comenzó barriendo pisos en Lamborghini para convertirse en jefe de ingeniería y fundar en 1992 autos “Pagani”, el más económico cuesta dos millones de libras esterlinas. Se trata de verdaderas obras de arte de la industria automotriz.
Más tarde nos subimos con nuestra imaginación y la ayuda de Netflix a un Alfa 6C Mille Miglia de 1938, uno de los mejores autos construidos por la empresa, se fabricaron solo 107 para conmemorar sus logros en la famosa carrera Mille Miglia que va desde Brescia a Roma, ida y vuelta.
En Turín, en cambio, tenemos la posibilidad de conocer al Maserati Quattroporte y a otras maravillas de la ingeniería italiana.
La conclusión de Paul Hollywood es que “los italianos son soñadores, les encanta lo que los autos dicen de ellos y de su nación. Al mismo tiempo son realistas y aceptan lo que tienen. Pero si algo tienen en común todos los italianos es la Pasión, esto es lo que hace fantásticos a sus autos”. Para concluir con una afirmación: “todo tiene más estilo cuando es italiano”. ¿Por qué? Vale la pena verlo.
Alemania a gran velocidad
Seis días por Alemania recorriendo Berlín, Wolfsburg, Eisenach, Frankfurt, Stuttgart y Nürburgring y para descubrir qué emociona a los alemanes en cuanto a los autos, a cómo conducen y qué dicen sus autos de ellos, esta es la propuesta que sigue.
El viaje comienza en Berlín donde Paul aprende a conducir como un lugareño y visita la cochera más extraordinaria que uno se pueda imaginar. Ahí los berlineses ricos guardan sus autos en especies de cajas de cristal, el lugar es inmenso y está abierto al público. De aquí salió junto a su acompañante y un Mercedes 600 Grosser fabricado en 1964 con un sistema hidráulico increíble; el objetivo de la empresa fue evitar motores eléctricos ruidosos y permitir que los ocupantes viajaran tranquilos. En esta ciudad recorren la zona donde todavía se puede ver parte del famoso muro y lo hacen a una cierta velocidad porque aquí es necesario ser respetuoso y rápido a la vez.
También conocimos al BMW i8 con todas sus comodidades, el súper auto híbrido que más se vende en el mundo.
En Wolfsburg, una ciudad toda Volkswagen, se puede encontrar una inmobiliaria VW, un banco VW, un museo VW, un equipo local patrocinado por esta empresa y que, además juega en el estadio VW y hasta tienen un parque temático VW con hoteles incluidos, una especie de utopía, se trata de un lugar extraño y asombroso a la vez.
Luego nos subimos, siempre haciendo uso de nuestra imaginación, a una VW Combi, que sin lugar a dudas es muy divertida. Nació en este país en 1950 y curiosamente es un símbolo hippie, aunque parezca increíble fue aquí donde comenzó el movimiento hippie porque los jóvenes se oponían a un estilo de vida cada vez más industrial y querían volver al espíritu de sus abuelos.
Tampoco faltó un paseo por Eisenach, ex Alemania Oriental, donde encontramos a uno de los autos más contaminantes, el Trabant y a un Wartburg 353, el mayor exponente de la industria automotriz de Alemania Oriental.
Y ya casi al final del recorrido tenemos frente a nosotros un maravilloso Porsche 911 R, su valor sube a razón de 100 libras por hora y en el momento en que el equipo de Netflix se encontraba filmando esta aventura costaba alrededor de 800 mil.
Y por último: Nürburgring. Un lugar increíble donde actualmente nos presentan dos pistas: una es la que todos conocemos, la que Jackie Stewart llama “el infierno verde”. Y la otra es la que cualquiera puede disfrutar, en esta última dar una vuelta cuesta € 25, pero vale la pena.
En cuanto a Alemania, sinceramente pensé que todo iba a ser mucho más rígido de lo que realmente fue; los alemanes resultaron ser agradables y con mente abierta, al estilo alemán, por supuesto; son muy obsesivos por la limpieza de sus cuatro ruedas y tienen inmensos lavaderos para autos ya que les está prohibido lavarlos en sus casas.
La conclusión de Paul Hollywood es que los alemanes fabrican los autos con mejor ingeniería del Planeta y se esfuerzan constantemente por mejorarlos, tienen un gran sentido del humor, son eficientes, les encantan las normas y las estructuras, aman las salchichas y la cerveza y son increíblemente altos.
Francia, los franceses y sus autos
Llegamos al país más cerca de la Gran Bretaña de los tres y llovió casi permanentemente, como para que Paul Hollywood no extrañe su tierra natal.
Y ahora conozcamos algo más de Francia además de París: Poissy, Chartres, Le Mans y Clemont Ferrand.
En la capital francesa vimos de cerca al Citroen TS, el auto donde el general DeGaulle se sentía seguro y también pudimos ver el nuevo modo que tienen sus habitantes de recorrer en auto la ciudad: con autos eléctricos de alquiler; se ve como algo maravillosamente práctico para conducir por la ciudad ya que aquí el tránsito es un infierno imposible de imaginar. ¿Recuerdan el tránsito romano? Bueno, acá no tienen nada que envidiarle; como espectador diría que fue peor cruzar la zona del Arco de Triunfo que la capital italiana.
Otra particularidad que se ve en los habitantes de este país es que a los franceses no les gusta aparentar con sus autos pero no está mal lo que piensan, ellos dicen que si vas a un club de golf con un Jaguar no se comprende bien por qué ya que ahí vas a jugar al golf, no a mostrar tu auto; así es como en lugares exclusivos se ven autos medianos y solo de color gris. Una mentalidad práctica para un estilo de vida igual.
Pero la otra cara de la moneda se encuentra en el famoso circuito de Le Mans, recorrerlo y conocer su historia fue algo magnífico.
Y después de estas maravillas de la ingeniería automotriz nos encontramos con el Citroen 2CV, ¡cuántos recuerdos de mi infancia! Mi primo nos llevaba a tomar helado a mis tíos, a mi abuela y a mí en su “Citroen rana”, como todos lo llamábamos, de color gris, por supuesto. Cuando lo fabricaron la finalidad era poder transportar 50kg de mercadería porque fue hecho para poder transportar la mercadería que hasta ese momento, en el campo, se hacía con carros tirados a caballo.
Por lo que vimos estamos en condiciones de afirmar que éste es el país donde menos aman darse corte con sus automóviles del día a día pero les encantan las carreras, esto es un hecho.
La conclusión de Paul Hollywood es que los franceses son muy franceses, son muy buenos haciendo pan, sus exquisitos quesos apestan, son soñadores pragmáticos y exigen ser diferentes al resto del mundo.
Y nuestra conclusión es que se trata de un programa divertido y distendido, cada episodio tiene una duración de aproximadamente 60 minutos y mucho pero mucho más de lo que les acabamos de comentar, lo podemos encontrar tanto con el audio original con subtítulos en español o bien doblado. Sin lugar a dudas es uno de los últimos aciertos de Netflix.
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