Pequeño demonio, por debajo de las expectativas
Partamos de la base de que las expectativas que nutría sobre «Pequeño demonio» no eran excesivas, pero el tráiler que había visto una semana antes de su lanzamiento me generó alguna sonrisa (especialmente los «homenajes» a clásicos del terror) y decidí tirarme a la piscina… lamentablemente en la misma había poquísima agua y el golpe fue bastante fuerte.
Estamos en un período en el cual los tráilers dejan ver demasiado del contenido de un film; en los casos de las comedias la cosa se hace más peliaguda por el hecho de que queman varios chistes. En las comedias mediocres como «Pequeño demonio» la sangría es casi total, así que las sonrisas que me había despertado el avance quedaron allí sin una continuidad en la película, como diciéndome: «aquí había algo de potencial (mínimo, desde ya) que hemos desperdiciado».
La película es una parodia de otras famosas como, especialmente, «La Profecía» («The Omen», 1976) aunque también vemos «homenajes» a «Poltergeist» o «El Resplandor», por ejemplo. El problema es que se queda a mitad de camino entre el terror y el humor dejando una sensación de un guión poco trabajado. Si a eso le debemos sumar la corrección política que, según los autores, indicaría que por ser un niño debemos darle la oportunidad aún al anticristo, creo que está todo dicho. Finalmente esta «Pequeño demonio» termina vagando entre el chiste fácil (poco gracioso) y los absolutos lugares comunes de guión y diálogos que terminan siendo embarazosos.
Pequeño demonio: otra película de Netflix que no convence. Con las series es otro cantar.
La trama, como podrá imaginar el lector, es bastante simple: nos encontramos con Gary (Adam Scott) que se acaba de casar con Samantha (Evangeline Lilly) quien tiene un hijo llamado Lucas (Owen Atlas), callado y siniestro que mira con malos ojos a su padrastro. Luego de una serie de extrañísimos sucesos y alguna muerte, Gary comenzará a investigar intentando localizar al padre del niño que, según la madre, había sido concebido en un rito dentro de una extraña secta. Finalmente termina descubriendo, sin demasiado esfuerzo, que el niño era el anticristo a quien deberá matar en suelo consagrado utilizando una daga.
Si bien la elección del cast en línea de máxima no está mal, el guión los desperdicia y en algunos casos los hace insufribles, como por ejemplo Al (Bridget Everett) compañera de trabajo de Gary que es absolutamente irritante en los 95 eternos minutos que dura «Pequeño demonio».
Otro punto, en este caso técnico, que no comprendí es la utilización de un formato 2.35:1 para una película que jamás será proyectada en una sala cinematográfica sino en nuestras pantallas hogareñas. En este sentido hubiese sido mejor utilizar el standard 16:9 (1.77:1) siendo que además se trata de un producto verdaderamente de nivel entre medio y bajo.
Desde el punto de vista estético, para este tipo de película nunca encontraremos un trabajo artístico en los encuadres, la luz o los colores. Todo estándar, con los protagonistas en el centro de la pantalla siempre en foco, la luz ideal con rostros iluminados aún en las escenas nocturnas y los colores saturados de manera tal de ofrecer un espectáculo colorido.
Para concluir y como ya dije, sobre la película tenía bajas expectativas (a veces es bueno porque uno se lleva gratas sorpresas), en el caso de «Pequeño demonio» nunca llegaron a colmarse, aún siendo así de exiguas.
Netflix sigue acertando en el momento de producir series pero errando de la misma manera cuando debe producir películas. Es evidente que algo está fallando y tendrán que corregir el rumbo si no nos quieren matar de aburrimiento.
Los protagonistas: Gary (Adam Scott: «Big Little Lies», «La vida secreta de Walter Mitty»), Samantha (Evangeline Lilly: «Perdidos», «Ant-Man», «El hobbit: La desolación de Smaug»), Reverendo Gospel (Clancy Brown: «Cadena Perpetua»), Miss Shaylock (Sally Field: «Magnolias de Acero», «Forrest Gump»), Al (Bridget Everett) y Lucas (Owen Atlas). El director y guionista (como para apuntar en la lista de los «NO») es Eli Craig.
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