The Keepers, las dos caras de la Iglesia Católica
Esta serie documental original de Netflix cuenta una historia que transcurre en la ciudad de Baltimore y sus alrededores. Y trata sobre el asesinato de una religiosa, la hermana Catherine Cesnik, quien desapareció una noche de 1969 para aparecer dos meses después muerta en un bosque, al lado de un río.
Pero todo va más allá del asesinato de la hermana Cathy porque detrás de este hecho se ve una parte de la Iglesia Católica de la que siempre se habla, por más que duela a los católicos, que se presenta oscura y lejos de la espiritualidad, la piedad y el amor que la gente busca y trata de encontrar en la iglesia.
Sinceramente, después de ver el primer capítulo quedé con la sensación de que la serie trataba del asesinado de una monja profesora de Literatura Inglesa y de dos ex alumnas que se habían encariñado con ella y que casi cinco décadas más tarde, sintiéndose Sherlock Holmes, iban a tratar de averiguar quién la había matado. Incluso las intervenciones del director de The Keepers, Ryan White, me parecían endebles. Pero nada más errado que este pensamiento ya que con el correr de los episodios la tensión sube y cada vez se vuelve más interesante.
Es una serie para ver poco a poco, sin apuros, un capítulo por día, ya que la carga emocional que contiene es muy fuerte.
A lo largo de la serie también hablan de la desaparición y el asesinato de la joven Joyce Helen Malecki, quien contaba con 20 años cuando la mataron. La chica desapareció dos días después que la hermana Cathy y apareció muerta de la misma manera que la religiosa.
Éste también se presenta como un caso sin resolver ya que, según lo que el FBI le dijera a sus hermanos muchos años después del hecho, no pudieron avanzar en el caso como debieron por falta de personal y de recursos. Hubo quienes conectaron un caso con el otro pero hay quienes jamás encontraron un vínculo.
Todo se vuelve desesperante cuando varias ex alumnas de la escuela donde enseñaba la hermana Cathy comienzan a contar que habían sufrido abusos por parte de un sacerdote quien, al parecer, tenía mucho carisma y era apreciado por la comunidad. El cura haciendo uso de la psicología «atrapaba» a algunas chicas de entre catorce y dieciséis años, aproximadamente, y sabía cómo hacerlas caer en una especie de red de la cuales las jóvenes no podían escapar a través del sentimiento de culpa que él les hacía sentir. Además se movía dentro de un círculo oscuro formado por otros religiosos, policías (su hermano era policía en Baltimore), políticos, abogados, un médico ginecólogo y comerciantes de la ciudad que lo hacía intocable. Como si fuera poco era Capellán de la policía de Baltimore, de la Guardia Aérea Nacional y del estado de Baltimore. En el transcurso de los capítulos se ve cómo lo van trasladando de una iglesia a otra pero siempre dentro de la misma Arquidiósesis. Incluso en algún momento el sacerdote escapa, literalmente, sin que puedan encontrarlo por un tiempo y después lo encuentran en una clínica donde lo habían internado por sufrir de un fuerte estrés.
The Keepers nos muestra las dos caras de la Iglesia Católica
¿Y qué conexión tiene la hermana Cathy Cesnik con esto? La religiosa, quien era muy querida por sus alumnas, había sido la única persona que se había acercado a las chicas mostrando interés en ayudarlas con este problema. Si bien jamás les obliga a dar un nombre ni ella lo da, les hace entender que estaba al tanto de lo que sucedía y les dice que las va a ayudar. Lamentablemente un tiempo después, desapareció.
Yo no soy una experta en psicología pero en esta serie escuché hablar por primera vez de los «recuerdos recobrados»; se trata de recuerdos que se reprimieron y luego se recobran. Recuerdos dolorosos que se reprimen durante años con el objetivo de proteger al «yo» del daño, esto es lo que explica un psicólogo en la serie. Y lo curioso es que una de las víctimas, el día que su marido le propone ir a una reunión donde se iban a encontrar con amigos de su juventud y donde iban a estar ex compañeras de estudio de ella, comienza a tener recuerdos del sacerdote que la atormentó durante sus años como estudiante. Se trataba de una parte de su adolescencia que había dejado escondida dentro suyo al terminar la escuela. Y la pobre mujer, a veces llorando, cuenta situaciones increíbles; con el tiempo y gracias a Facebook crean un grupo con el objetivo de hacer justicia por la muerte de la hermana Catherine Cesnik y otras ex alumnas comienzan a contar historias como la de ella. Incluso un odontólogo que en su adolescencia había sido monaguillo, también cuenta cómo el cura lo llevó a ser alcohólico y drogadicto y cuánto fue difícil para él salir de esa situación.
No es mi intención hacer spoilers así que creo que debo detenerme aquí con esta historia. Tengo que decir que lo positivo en todo esto es ver cómo los familiares de las víctimas las apoyaron en todo momento; hay que tener en cuenta que esta historia sale a la luz de una manera tan clara en los años ’90, cuando las adolescentes de los años ’60 y comienzos de los ’70 tienen ya casi cuarenta años. La serie, como todos los amantes de Netflix sabemos, es nueva dentro de la plataforma y fue hecha hace poco tiempo, así que nosotros vamos a encontrar con señoras de más de sesenta años con la valentía de contar frente a una cámara el drama que vivieron en su adolescencia y con las ganas de hacer justicia en memoria de una persona a quienes ellas habían «adorado» por aquel entonces.
Podemos decir que en una misma serie vemos las dos caras de la Iglesia Católica: por un lado, la hermana Cathy, una persona espiritual, dulce, encantadora, a quienes todos hubiéramos querido conocer como ser humano y, por qué no, tener como profesora y por el otro, nos encontramos con el padre Joseph Maskell.
La serie consta de 7 capítulos de, aproximadamente, una hora de duración cada uno que podemos encontrar en Netflix de España y Latinoamérica. En fin, es una serie documental totalmente recomendable.
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