La cinta Si supieras de la plataforma de contenidos Netflix nos narra la difícil etapa del amor en la adolescencia y con esta premisa podríamos pensar que es una clásica comedia romántica insípida dirigida únicamente al público adolescente.
Afortunadamente la película escrita y dirigida por Alice Wu rompe con los paradigmas establecidos para este género cinematográfico y nos entrega una narrativa nada convencional, en donde el triángulo amoroso va más allá del típico género hombre y mujer y explora el qué pasaría si la chica que ayuda al chico a conquistar a la chica, está igual o hasta más enamorada de ella que él.
Nuestra protagonista Ellie Chu (Leah Lewis) es una joven asiática que aparentemente nada más está enfocada en el estudio, por lo que aparte de hacer sus tareas cobra a otros estudiantes por hacer las de ellos. Así mismo ella vive con su padre viudo y en sus tiempos libres se la pasan viendo películas clásicas en la TV en lugar de convivir con los compañeros de su edad, los cuales, hay que decir de paso, en ocasiones la molestan y en otras la ignoran.
Por el otro lado tenemos a Paul Munsky (Daniel Diemer) que es un chico tímido, tonto y algo despistado que juega futbol americano en el colegio; Paul le pedirá a Ellie Chu algo que le parecerá bastante extraño y poco convencional; que le escriba cartas de amor como si fueran de él a Aster Flores (Alexxis Lemire), la hija del pastor del pueblo y novia del chico popular de la escuela de la cual está muy enamorado. Al inicio Ellie no acepta ya que ella misma siente algo por Aster, pero por la difícil situación económica que atraviesa termina haciendo el trabajo.
Poco a poco a través de las cartas y mensajes Ellie se va dando cuenta que Aster prácticamente es su alma gemela, comparten las mismas pasiones por los libros, el arte y las películas, provocando una conexión entre ellas poco convencional. Pero Aster en todo momento piensa que lo que está compartiendo y sintiendo ha sido escrito por Paul, y es aquí en donde empiezan todo el conflicto y los giros dramáticos, ya que cuando se ven, Paul el escritor, el hombre apasionado por el arte y los libros, no es real.
Para lograr reflejar esa conexión entre Ellie y Aster, la directora recurrió a hermosos recursos visuales, hay mensajes telefónicos que en la pantalla los plasma de manera elegante, las escenas parecen cuadros para dar la intención del amor a la pintura, los pensamientos filosóficos dentro de los diálogos hacen que caigamos en la reflexión o hasta en la confusión.
Es una película que podemos ver varias veces para rescatar las diversas referencias al arte, el cine y la literatura que hay dentro de la historia.
En suma, con todos estos elementos, obtenemos una comedia diferente, casual y apta para todo tipo de público.