La historia de Disney está llena de momentos de gloria, pero también de periodos de incertidumbre y transformación. Tras la gran ola de éxitos que marcó la era renacentista, con clásicos como La Sirenita, La Bella y la Bestia y El Rey León, la compañía entró en una etapa de cambios en la que se buscaba reinventarse para mantener la atención del público. En el capítulo 14 de «100 años de Disney», en Netflix a la Carta Podcast, exploramos la era post-renacentista, comprendida entre 1999 y 2000, un tiempo de experimentación, crisis creativa y evolución tecnológica.
El impacto de Pixar y el auge de la animación por computadora pusieron en jaque a Disney, que se encontraba en una encrucijada: ¿seguir con la animación tradicional o abrazar el CGI? Michael Eisner, quien había sido clave en la era dorada de los 90, empezó a tomar decisiones que, lejos de impulsar a la compañía, la llevaron a un período de incertidumbre. A pesar de esto, Roy Disney, sobrino de Walt, luchó por preservar el legado del estudio con proyectos que mantenían la esencia de la compañía.
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En este episodio, Martín y yo te hablamos sobre las películas que definieron esta etapa de transición, en la que Disney intentó recuperar el favor del público con estrategias variadas y arriesgadas.
Fantasía 2000 (1999)
Uno de los primeros intentos por reconectar con su pasado fue Fantasía 2000, un homenaje a Fantasía de 1940. La idea original de Walt Disney era que Fantasía evolucionara constantemente con nuevas secuencias cada ciertos años, pero el fracaso en taquilla de la primera versión truncó ese sueño.
Décadas más tarde, Roy Disney impulsó la idea de revivir la obra con nuevas piezas animadas, combinando la música clásica con la innovación del CGI. El resultado fue Fantasía 2000, una película que, si bien no alcanzó el impacto de su predecesora, dejó secuencias memorables como Rhapsody in Blue, inspirada en la Gran Depresión y animada con el estilo de Al Hirschfeld, y El pájaro de fuego, una impresionante fusión de animación tradicional y digital que simboliza la destrucción y el renacimiento.
A pesar de sus esfuerzos, Fantasía 2000 no logró captar la atención del público masivo y quedó en un nicho más apreciado por los amantes del arte que por los espectadores casuales. Michael Eisner llegó a calificarla como «la locura de Roy», lo que solo intensificó la lucha interna dentro de la compañía.
Dinosaurio (2000): ¿El futuro de Disney?
Si había una película que marcaba la transición de Disney hacia la animación digital, era Dinosaurio. Concebida originalmente en los años 80 como un proyecto de stop-motion con un tono mucho más oscuro, terminó siendo una producción completamente en CGI con escenarios reales.
La historia sigue a Aladar, un iguanodonte criado por lémures, que tras la caída de un meteorito, se une a un grupo de dinosaurios en busca de un refugio seguro. Aunque su animación fue impresionante para la época y su estreno fue exitoso en taquilla, la película carecía de la magia narrativa que había caracterizado los grandes clásicos de Disney. Su tono serio y la falta de contrastes visuales (con una paleta de colores muy monótona) hicieron que su impacto fuera menor al esperado.
A pesar de ello, Dinosaurio sirvió como una prueba de lo que la tecnología podía lograr y, en cierto modo, sentó las bases para la evolución de Disney en la animación digital. Sin embargo, su éxito no fue suficiente para salvar The Secret Lab, el estudio interno que se creó para desarrollar efectos especiales y que cerró solo un año después.
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¡Dale play y sumérgete en la era post renacentista de Disney!
