Netflix está aceitando los motores para la próxima entrega de los premios Óscar que se celebrarán en el mes de abril. Por el momento ya nos ha entregado tres títulos espléndidos: Hillbilly: Una elegía rural, La madre del blues y El juicio de los 7 de Chicago, las cuales seguramente serán películas protagonistas en las nominaciones por venir.
Ahora es el turno de hablar de la cinta Fragmentos de una mujer, nominada al León de Oro en el Festival Internacional de Cine de Venecia 2020 y presentada en el Festival Internacional de Cine de Toronto 2019 como candidata al Mejor largometraje canadiense.
La cinta tiene un gran brillo, que se muestra desde el inicio, con un extraordinario plano secuencia de la labor de parto que dura alrededor de 25 minutos provocando una tensión y desesperación perfectas para involucrar al espectador en el dolor por el que está cruzando nuestra protagonista en todo momento. La culminación no llega con el nacimiento del bebe, sino cuando fallece en los brazos de su madre, Martha Carson, interpretada de manera monumental por Vanessa Kirby ( The Crown ).
A partir de aquí, se sientan los pilares para la cascada de emociones, pero sin caer en una carga exagerada de lloriqueos o en una manipulación hacia el espectador. ¿Cómo se puede sobreponer una pareja después de la perdida de un hijo en el nacimiento?
Para Martha la vida perdió todo sentido, se transformó en un ser frío, insensible, ella levantó un muro en el cual ni su familia o su esposo pueden brincar o derrumbar. El matrimonio se va desquebrajando poco a poco; si esto no fuera suficiente, la madre de Martha Carson, Elizabeth, que es interpretada por la extraordinaria veterana Ellen Burstyn, tiene la oportunidad perfecta para separar a su hija de su pareja, Sean Carson ( Shia Lebouf ), ya que desde el principio nunca estuvo de acuerdo con esta unión.
La película, aparte de darnos una espléndida narrativa sobre la pérdida, nos transmite la sanación del alma con el paso del tiempo, la capacidad humana para seguir adelante así como el peso de la familia en los momentos que afrontamos grandes desgracias ya sea de manera negativa o positiva.
El peso del largometraje es llevado por Vanessa Kirby y Ellen Bustyn, pero no se puede dejar a un lado la gran interpretación de Shia Lebouf, que muestra de manera impecable el desmoronamiento de un padre, regresándolo a sus vicios del pasado y transformándolo en un personaje tóxico que empieza a rayar en la violencia de género.
A pesar del tema tan polémico que maneja la cinta, es un relato completo y profundo, que está un poco inspirada en las experiencias vividas por el director Kornél Mundruczó y la guionista Kata Wéber quienes perdieron un bebe por un aborto espontáneo.
No dejen pasar la oportunidad de ver la película.