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Frozen: Una aventura congelada llega a Netflix de Latinoamérica

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La primera vez que Disney pensó en Hans Christian Andersen lo hizo de una manera interesante ya que Walt Disney y Samuel Goldwyn tenían la intención de realizar la biografía del escritor danés; los primeros trabajarían en los cuentos más famosos realizando secuencias animadas y los segundos realizarían las secuencias que mostrarían la vida del escritor en acción real. Fueron varios los problemas que se presentaron en esta sociedad, uno de ellos la adaptación del cuento “La reina de las nieves” por lo que todo quedó en nada. Aunque en 1952 Goldwyn realizó un film titulado “Hans Christian Andersen” con Danny Kaye como protagonista; el mismo obtuvo seis nominaciones a los premios Oscar.

En la empresa del ratón más famoso se volvió a hablar de “La reina de las nieves” recién en el 2011 cuando se anunció que estaban trabajando en un filme titulado Frozen y que se estrenaría a fines del 2013; sus directores serían Chris Buck (“Pocahontas”, “Tarzán”) y Jennifer Lee (“Zootrópolis” o «Zootopia», “¡Rompe Ralph!” o «Ralph el demoledor»); entre sus guionistas se encontrarían Jennifer Lee, Chris Buck y Shane Morris (“The Dukes of Hazzard: The Beginning”), quienes trabajarían basándose en el cuento original y entre sus productores, nada más ni nada menos que John Lasseter (“Toy Story”, “Cars”. Sobre la historia de Pixar hicimos un podcast) y Peter del Vecho (“Chicken Little”, “Treasure Planet”). Éste se convertiría en el 53º filme animado de la Walt Disney Animation Studios. En un comienzo, la película vendría realizada con la animación clásica pero fue justamente Lasseter quien decidió que se realizaría en digital, en CGI/3D.

Junto a Frozen la Empresa decidió estrenar el corto “Mickey Mouse: Get a Horse!” conocido en español como “Es Hora de Viajar”, cuenta con las voces de Walt Disney como Mickey Mouse, Marcellite Garner como Minnie Mouse y Billy Bletcher como Peg Leg Pete. Este cortometraje fue realizado en los Walt Disney Animation Studios por actuales animadores 2D en blanco y negro con la finalidad de que pareciera realizado en los años ‘20. Está dirigido por Lauren McMullan y es realmente conmovedor que podamos ver este corto hecho en el siglo XXI con voces que fueron registradas hace décadas y trayendo a Walt Disney a nuestros días.

Frozen acaba de llegar a Netflix de México y está disponible en HBO España

Frozen (“Frozen: El reino de hielo” en España y “Frozen: Una aventura congelada” en Latinoamérica) trata sobre la historia de dos princesas: Elsa, quien tiene el poder de generar frío y de su hermana menor, Anna. Un día, mientras las niñas estaban jugando, la hermana mayor hiere accidentalmente a la pequeña; sus padres, asustados, deciden separar a sus hijas aunque ambas viven dentro del mismo palacio. Desafortunadamente estos mueren cuando sus hijas son adolescentes y al cumplir Elsa 21 años es coronada Reina de Arendelle pero un serio problema surge entre las jóvenes cuando la flamante reina prohíbe a su hermana que inicie una relación amorosa con el príncipe Hans, de quien estaba perdidamente enamorada. Entonces Elsa, en un ataque de ira dejar ver a todos sus poderes ocultos; siendo considerada un monstruo renuncia a su corona y huye. Pero Anna decide ir tras su hermana y aquí es donde comienza la mágica aventura que nos presenta Disney. En el recorrido que la princesa realiza se suman simpáticos personajes como el recolector de hielo Kristoff, su reno Sven y un muñeco de nieve llamado Olaf. Por último nos encontramos con un personaje oculto: el amor, capaz de solucionar cualquier problema que se nos pueda presentar, como bien lo muestran en este filme.

Si todavía no vieron esta película con sus niños y se preguntan por qué tienen que verla, les podemos decir que sencillamente porque es maravillosa y mágica, como aquellos viejos filmes que Disney nos presentó durante años donde podíamos ver a reyes con sus castillos encantados, príncipes y princesas que bailaban, cantaban, soñaban y nos hacían soñar como espectadores. Cuando Walt Disney murió en 1966, la Empresa tuvo un duro camino hasta volver a hacer productos de calidad y encontrar el camino que su creador había trazado durante décadas; recién fue con “La Sirenita” (1989), película basada en otro famoso cuento de Hans Christian Andersen, cuando la Disney resurge para alegría de todos. De esta manera, capturaron un nuevo público y sus fans recobraron la sonrisa.

Pero volviendo a Frozen, no solo los espectadores la premiaron con su aceptación sino que ganó dos premios Oscar, uno como Mejor Película Animada y otro a Mejor Canción Original: “Let It Go”, conocida en España como «¡Suéltalo!” y en Latinoamérica bajo el título “Libre soy”.

Cuenta con las voces de Kristen Bell (“Veronica Mars”, “The Good Place”) como Anna, Idina Menzel (“Enchante”, “Rent”) como Elsa, Jonathan Groff (“The Normal Heart”, “Looking: The Movie”) como Kristoff, Santino Fontana (“Crazy Ex-Girlfriend”, “Sisters”) como Hans y Josh Gad (“Beauty and the Beast -2017-, “The Wedding Ringer”) como Olaf, entre otros. El filme de poco más de 100 minutos de duración se encuentra en HBO España y a partir de hoy, también en Netflix de Latinoamérica.

En el 2015 se presentó un corto secuela de 8 minutos llamado “Frozen Fever” en el estreno de “La Cenicienta”.

Para el 21 de diciembre de este año se espera el estreno de otro corto animado de 21 minutos llamado “Olaf’s Frozen Adventure”.

 

Adaptación del libro a la película Frozen

Las adaptaciones del libro a la pantalla suelen ser emocionantes porque nos encontramos con una obra original que muchas veces teníamos olvidada y en otras ocasiones, ni siquiera conocíamos. Al buscar datos sobre el cuento “La reina de las nieves” tuve la alegría de encontrarme con una autobiografía de Hans Christian Andersen titulada “El cuento de mi vida” donde el escritor nos narra en primera persona por todo lo que tuvo que pasar hasta llegar a obtener la fama gracias a la cual lo conocemos en la actualidad. En un fragmento del mismo podemos leer: “De la cocina se subía por una escalerilla al tejado. Allí, en el canalón, entre nuestra casa y la de la vecina, tenía mi madre un cajón de tierra con cebolleta y perejil, que era todo su huerto; en mi cuento ‘La reina de las nieves’ está todavía en flor ese jardín”.

El cuento “La reina de las nieves” (cuyo título es «Snedronningen” en idioma original) fue escrito en 1845 y trata la historia de una niña llamada Gerda (Margarita en español) y de un niño, Kay (Carlos en español) que son muy amigos y que fueron víctimas de la creación de un perverso duende, se trataba de un espejo que tenía una “curiosa propiedad: todo lo bueno y lo bello que en él se reflejaba se encogía hasta casi desaparecer, mientras que lo inútil y feo destacaba y aún se intensificaba. Los paisajes más hermosos aparecían en él como espinacas hervidas, y las personas más virtuosas resultaban repugnantes o se veían en posición invertida, sin tronco y con las caras tan contorsionadas, que era imposible reconocerlas; y si uno tenía una peca, podía tener la certeza de que se le extendería por la boca y la nariz. Era muy divertido, decía el diablo. Si un pensamiento bueno y piadoso pasaba por la mente de una persona, en el espejo se reflejaba una risa sardónica, y el diablo se retorcía de puro regocijo por su ingeniosa invención”, según palabras del propio autor. El problema que se presenta en esta historia es cuando dicho espejo cae a la Tierra y se rompe en infinidad de fragmentos (“quedó roto en cien millones, qué digo, en billones de fragmentos y aún más”), uno de los cuales llega al corazón de Carlos cambiándole por completo su personalidad. Un día, el niño desaparece y Margarita decide salir en su búsqueda; también en este caso, como en la película Frozen, será el amor quien se encargará de unirlos nuevamente.

 

Conociendo al autor de La reina de las nieves

Hans Christian Andersen (Odense, 1805 – Copenhague, 1875) fue un célebre poeta y escritor danés de origen humilde y formación esencialmente autodidacta aunque en su niñez, su padre contribuyó a estimular su imaginación. “Mi padre, Hans Andersen, me consentía siempre que hiciera lo que quisiera; yo era el dueño de todo su cariño, vivía para mí y por eso los domingos empleaba todo su tiempo libre en hacerme juguetes y dibujos. Muchas tardes nos leía La excéntrica de Lafontaine, Holberg y Las mil y una noches”, dice el escritor en su autobiografía “El cuento de mi vida”, escrito en 1855.

En 1819, a los catorce años, Andersen viajó a Copenhague persiguiendo el sueño de triunfar como dramaturgo. El escaso éxito de sus obras teatrales y su insaciable curiosidad lo impulsaron a viajar por diversos países, entre ellos Alemania, Francia, Italia, Grecia, Turquía, Suecia, España y el Reino Unido, y a anotar sus impresiones en interesantes cuadernos y libros de viajes.

Inspirándose en tradiciones populares y narraciones mitológicas extraídas de fuentes alemanas y griegas, así como de experiencias particulares, entre 1835 y 1872 escribió 168 cuentos protagonizados por personajes de la vida diaria, héroes míticos, animales y objetos animados.

Para el autor de «El patito feo», “viajar es vivir” y, como podemos apreciar, esto fue lo que hizo la mayor parte de su vida. En 1929 tuvo un considerable éxito con un volumen llamado “Un paseo desde el canal de Holmen a la punta Este de la isla de Amager” y en 1831 publicó el poemario “Fantasías y esbozos”. En 1833 pudo realizar un largo viaje por Europa gracias a una beca que el rey le otorgó y al año siguiente, cuando se encontraba en Roma, inspirado por la magnitud de esta ciudad escribió su primera novela titulada “El improvisador” que publicaría un año más tarde. Por entonces aparecieron las primeras ediciones de “Historias de aventuras para niños” pero fue recién en 1838 cuando Andersen pudo establecerse como escritor gracias a la fama que sus cuentos de hadas estaban alcanzando. En 1843 cuando dio a conocer sus “Cuentos nuevos”, en este volumen se encuentran sus historias más famosas: “El patito feo”, “El traje nuevo del emperador”, “La reina de las nieves”, “Las zapatillas rojas”, “El soldadito de plomo”, “El ruiseñor”, “La sirenita”, “El ave Fénix”, “La sombra”, “La princesa y el guisante», entre otros. Todos ellos fueron traducidos a más de 80 idiomas y adaptados a obras de teatro, ballets, películas y dibujos animados.

Danny Kaye interpretando a Hans Christian Andersen en el film de 1952

De los viajes que realizara entre 1841 y 1842 por Alemania, Italia, Malta, Grecia y Constantinopla nació en 1843 uno de los mejores libros de viajes de todos los tiempos llamado “El bazar de un poeta”. Pero como dice el famoso refrán: ”nadie es profeta en su tierra” y a pesar de que ya gozaba de un cierto renombre fuera de Dinamarca, de haber sido traducido al inglés, alemán y al francés y de contar con amistades como Charles Dickens, Andersen todavía no gozaba del reconocimiento absoluto de sus compatriotas.

El escritor nunca se cansó de viajar ni de escribir y luego de recorrer España publicó en 1863 otro libro de viajes donde cuenta su recorrido por Málaga (donde se encuentra una estatua en su honor), Granada, Alicante y Toledo.

En 1858 Hans Christian Andersen comenzó a contar sus cuentos él mismo, costumbre que lo acompañó hasta sus últimos días y que acentuó aún más su fama.

A lo largo de su vida recibió muchos honores e incluso, finalmente, fue considerado ciudadano ilustre de su ciudad natal.

Desde 1956 se concede cada dos años el premio Hans Christian Andersen de literatura infantil y, desde 1966, también de ilustración.


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