Luego de todas las polémicas alrededor de Netflix y los dos filmes que presenta en el Festival de Cannes llegó el momento de la verdad. A las 8.30 en la sala Lumière, la más grande del Festival, fue presentada a los medios Okja, la película de Netflix dirigida por el director sudcoreano Bong Joon-ho (Snowpiercer).
Las polémicas siempre elevan el interés del publico y esta no fue la excepción, la sala estaba llena y tal vez por los controles de seguridad exhaustivos, la proyección inició con algunos minutos de retraso. Como suele ocurrir con la crítica snob que participa en el Festival, el logo de Netflix que apareció antes del inicio del film fue recibido con silbidos y abucheos que continuaron durante cinco minutos, de manera que no era posible oír las voces de los protagonistas y la proyección fue interrumpida. Se denota gran respeto de la prensa especializada para quien arriesga creando contenido, un aplauso a ellos…
Continuó la amarga demostración que se transformó en una explícita queja contra el Festival, la pantalla ni siquiera se había podido abrir del todo y una gran porción de la imagen estaba cortada en la parte superior. En la sala había muchos que hacían referencia a un verdadero complot. Luego de cinco minutos de espera la proyección comenzó desde el principio.
Netflix, Okja y los silbidos en Cannes: Ladran Sancho…
No hubo más interrupciones pero el logo de Netflix de todas maneras desencadenó nuevamente silbidos. En tanto el Festival envió a los periodistas un comunicado de prensa donde se asume toda la responsabilidad por lo que ocurrió hablando de un «error técnico» y luego pidiendo disculpas.
A aquellos que silbaron habría que recordarles los millones de dólares invertidos por Netflix en contenidos originales en todo el mundo, y que cada empresa debe intentar hacer valer sus derechos. Recordamos que el Festival de Cannes reclamó a Netflix el estreno de la película en salas francesas pero esto conllevaba a que los contenidos creados para el streaming no viesen la luz antes de tres años (en Francia). Linda manera de fomentar la cultura, obligando a quién invierte con estas ridículas reglas.
